jueves, 28 de julio de 2011

Los dos más grandes... ^^

Mucha gente opina que en el fútbol no hay héroes ni villanos. Que simplemente son jugadores que visten una camiseta, que luchan por los intereses de un club, que son gente de paso, que en cuanto dejan el club pasan a ser historia y sus aficionados deben olvidarse de ellos, incluso ir en contra de ellos.
Yo no lo pienso así, un jugador que ha dado mucho a un club merece ser recordado durante mucho tiempo y no solo eso, debe dar alegría ver que triunfa en otro club, que por desgracia no es el tuyo…
Que a una niña de apenas 10 años le empiece a gustar el fútbol, tuvo mucha culpa un jugador. Un tal David Villa, no se si lo conoceréis. Siempre fui del Real Zaragoza, pero que entonces me comenzará a gustar el fútbol, fue por él y solo por él. Marcó el segundo gol, del que para mí será siempre el partido de mi vida, aquella final en Montjuic ese 17 de marzo que tengo marcado en rojo en cada año de mi calendario. Ese gol, esa final, ese partido, esa copa levantada por nuestro eterno capitán, que gritó a los cuatro vientos que viva la virgen del Pilar, todo eso me hizo perder “la cordura” y desde entonces y espero que durante muchísimo tiempo adoro el fútbol. Aquel Guaje de apenas 23 años, hizo que me comprara mi primera camiseta de futbol, yo quería ponerme su 20, mítico para mí, muchísimo más que el 9. Pero justo entonces se lo cambio… Gracias a eso y a la mano negra de mi padre, en mi camiseta pone un 9 y “Natali”… Yo grité a los cuatro vientos que quería en mi camiseta “D.Villa” pero no pudo ser… Mi padre se basaba en que Villa (viendo la proyección que tenía) se iba a marchar muy prontito de nuestro Real Zaragoza, ahí no se equivocó, pero si falló y mucho pensando que su hija de entonces 11 años iba a dejar de adorar a ese jugador que ha influido tanto en mi vida. Ahora, 7 años después, mi padre confiesa que se arrepiente, que ójala hubiéramos puesto “D.Villa”, porque mi habitación esta llena de fotos de él, de posters, de firmas, de recuerdos, porque es mi ídolo desde entonces, y sé, que JAMÁS, voy a dejar de alegrarme cada vez que marque un gol, cada vez que saque su sonrisa de niño pequeño, cada vez que gane un título. Porque para mí, eso es un jugador de fútbol al que idolatras, él me enseñó lo que era el mundo del fútbol, que menos que adorarlo para siempre…
Recuerdo ese mes de julio en el que se hizo oficial su traspaso, guardo el periódico de su despedida. En mi memoria guardo con emoción su última rueda de prensa, despidiéndose del Real Zaragoza, recuerdo la llorera que me entró de pensar que la próxima vez que pisara la Romareda podría marcarnos gol… Hoy por hoy, después de seis años, sigo sintiendo la misma sensación.
Quién le iba a decir a esa niña de apenas diez años, y a la que sigue aquí presente escribiendo estas líneas, que después de ocho años de adorar sin pausa al mejor delantero del Real Zaragoza de mi generación, de aquel maravilloso 2004, iba a aparecer un madrileño con carita de no haber roto un plato en su vida, con el brazalete de la cuatribarrada en su brazo derecho, y con un corazón de los más blanquiazules que han pasado por la Romareda estos últimos años que por mucho que lo comprime no le cabe en el pecho… Ese capitán madrileño “le iba a quitar el puesto”…
Por supuestísimo, adoro a Villa como el primer día, mi habitación es todo un santuario de él, quizás es por los últimos acontecimientos por lo que mi adoración hacia ese madrileño ha ido ascendiendo sin encontrar techo todavía, quizás por que cada día me doy más y más cuenta de lo que vale, quizás porque ha defendido la camiseta más bonita del mundo con una garra y un coraje que yo no recuerdo nunca, o quizás simplemente porque no tenga explicación… Pero la historia de Gabriel Fernández es otra historia…
Todavía no se explicarlo, quizás a cualquiera le parezca una tontería, que dos jugadores que ya no defienden la camiseta de mi Zaragoza sean mis ídolos, que celebre sus goles estén donde estén como si me fuera la vida, que los defienda a capa y espada, que me trague sus partidos y que me encante verles sonreír! Pero cualquier persona que me conozca sabe que me da exactamente igual, que esos dos jugadores significan un antes y un después en mi vida. Que se pueden ir al peor equipo del mundo, pero que para mí seguirán siendo los mejores.
Poco más que decir, ellos dos son los más grandes, y cualquier palabra despectiva hacia ellos es un insulto para mí, y verles triunfar… Es una de las cosas más maravillosas de este mundo :’)


2 comentarios:

  1. Excelente blog!!! Aquí tienes a tu primer seguidor.

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  2. Me has hecho llorar.. ¬¬ jajaja para mi Villa es lo mismo, o parecido... ha pasado de ser mi ídolo a ser... no sé ni cómo describirlo... una persona muy importante en mi vida... algún día me pondré a escribir lo q es David para mí.
    Y totalmente de acuerdo contigo en todo, se les sigue hasta la muerte, estén donde estén! Porque ellos lo valen :')
    Te sigo! :)

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