sábado, 2 de febrero de 2013

No te digo adiós, si no hasta siempre.



Gracias no parece suficiente…
No me gusta nada decir adiós, ni despedir a alguien que ha dado tanto al equipo de tu vida, una persona que tiene la capacidad de hacer sonreír a media Zaragoza con un solo tweet de buenos días, alguien quien transmite alegría y buen rollo nada más cruzar una sonrisa con él. Un portero de 10.
Es difícil tener que dejar ir, por razones que ya han dejado de importar, a alguien que siente Zaragoza como su casa. Más difícil todavía si no es la primera vez que esta persona se tiene que despedir, aunque todas las anteriores apenas hayan sido un “hasta pronto”.
Esto es más difícil todavía si la persona de la que hablas es Toni Doblas. Un modelo a seguir para todos, una persona optimista, noble y buena gente, con la capacidad de contagiar su alegría, y además un gran jugador. Parece imposible dejar escapar a alguien así…
Llevo varios días intentando encontrar las palabras, pero estas solo forman pensamientos sin sentido en mi cabeza. Quisiera ser capaz de mostrar mi alegría por volver a verle jugar tanto como mi tristeza por no volver a verle jamás vestido de blanquiazul.
Cada noche desde hace seis meses he soñado con que se juntara el cielo y la tierra para poder verle defendiendo, aunque fuera solo por última vez, la Puerta del Carmen. No ha habido suerte, y ya solo le pedía al universo que encontrara un equipo a su altura, uno que supiera apreciar 100% lo que Toni tiene para ofrecerles.
Y aunque ese club llegó, y pese a que pensaba que ya tenía admitido que su ciclo en el Zaragoza había acabado, la noticia me cayó con todo su peso. Primero alegría desmedida, porque falta muchísimo menos para volver a verle jugar, para verle parar penaltis, estirarse, desdoblarse… ¡¡Porque ya no puedo aguantar más sin verle hacer eso!!
Después, con tiempo para pensar, la tristeza se apoderó de mi, porque se tenga que ir a jugar a miles de km de España, lástima que ese rayito de esperanza de que pudiera hacerlo en Zaragoza se desvaneciera de golpe, si bien lo supe siempre no lo quise admitir hasta ese momento.
Y desde entonces la alegría y la tristeza se han ido alternando, tristeza al leer la preciosa carta que dedicó a todos zaragocistas, al recordar que en menos de un mes se cumplirá un año de la última vez que pude verle jugar en directo y que probablemente tenga que pasar mucho más tiempo todavía para volver a hacerlo… Alegría al ver la presentación con el Khazar Lankaran, al leer sus ‘desgraciadas’ aventuras en su nuevo blog.
El martes tuve la oportunidad de despedir a alguien así, normal que no encontrara las palabras exactas que quería decirle… ¿Cómo explicar que estás tan alegre y triste a la vez? Ya sólo espero verle jugar pronto, muy pronto, y sobretodo que emitan la liga azerbaijana por algún rincón de Internet, para que la próxima vez que le vuelva a ver, si es que tengo esa oportunidad, poder decirle orgullosa que ya sólo estoy contenta, que no hay mayor satisfacción en el mundo del fútbol que verle con los guantes puestos.
Hoy, me sigo sintiendo triste, como la mayoría de la afición zaragocista, porque alguien que dice: “y si me cabía alguna duda, en este tiempo me dí cuenta que en una parte de mi corazón se ha quedado ese ‘León Rampante’ que me hace ser un ‘Sevimaño’”, se queda en nuestros corazones para siempre, estoy segura que a la Romareda le hubiera gustado despedir en pie a alguien que defendió con tanto orgullo la Puerta del Carmen. No fue así, pero espero que él sepa a ciencia cierta que así hubiera sido, y que lo que esta afición siente por él no cambiara nunca. Por mucho que le pese a algunos…

Personalmente diré que GRACIAS no me parece suficiente, porque aún con el gesto más pequeño es capaz de hacerme feliz durante mucho tiempo. Estoy impaciente por verle parar un nuevo penalti, no estoy muy segura en que idioma le gritará a su defensa, pero también tengo ganas de verlo :D Me quedo con sus palabras, con su trocito de corazón blanquillo, y con su valentía por atreverse a adentrarse en tal aventura, que hacen que le admire todavía un poquito más. Por todo esto, no te digo adiós si no hasta siempre. Seguiré durmiendo tranquila porque SIEMPRE guardarás mis sueños…




QUERÍA DECIRTE COMO TE HE DICHO OTRAS VECES, QUE PASE LO QUE PASE ESTOY AQUÍ.