martes, 17 de enero de 2012

Lección de vida, lección del fútbol.

"Tienes en la cabeza lo mismo que ha tenido Abidal en el hígado, y mañana te lo sacarán", es lo único que fui capaz de decirle a mi hijo de quince años, completamente trastornado por la terrible noticia que yo había conocido dos minutos antes. "Papá, cómprame la camiseta de Abidal. Lucharé como él y ganaré mi Champions", me respondió. No lloró. Fue el único que no lo hizo.
Entró en el quirófano con la camiseta de Abidal, y estuvo colgada en la cabecera de su cama, como una especie de objeto sagrado, durante toda la estancia hospitalaria.
Una semana después de la operación, coincidencias, en una tienda me encontré a Abidal, a quien nunca había visto antes. Le expliqué nuestro caso y con el móvil le enseñé las fotos de mi hijo con su camiseta en el hospital. Le agradecí la fuerza que nos ha dado su ejemplo. "Yo también quiero conocer a Abidal", decía mi hijo cuando se lo conté.
Después de cinco meses de operaciones, radioterapia y quimios, el pasado jueves 5 de enero algunos jugadores del Barça visitaron a los niños en el hospital. En nuestra planta los tres jugadores designados eran Puyol, Alexis y Éric Abidal, gracias a una enfermera que hizo que nos tocara Éric. Cuando Abidal entró en la habitación abrazó a mi hijo, que por primera vez lloraba sin consuelo. "Vamos, vamos, hermano, que yo estoy aquí para animarte. Yo también estoy peleando contra esta enfermedad y voy a montar una fundación que alegre y haga masajes a los chicos enfermos", le dijo a mi hijo.
Cariñoso, tierno, simpático, durante diez minutos no paró de abrazarlo. Todos estábamos muy emocionados y agradecidos. Antes de irse, al hacer un comentario del reloj, se quitó su Rolex Daytona y se lo puso al niño: "Toma, quiero que te lo quedas. Detrás está grabado mi nombre". Fue imposible hacerle desistir y devolverle el reloj. "Lo que vale ya no me importa. Quiero que el esté feliz".
Nos abrazó y continuó el recorrido por las habitaciones. Miré a mi hijo, nunca podré olvidar la expresión de felicidad que tenía, ya no se lo recordaba. Por la noche encendió la luz varias veces para mirar la inscripción que hay detrás del reloj. Mi mujer y yo no sabemos como agradecer a Abidal su atención y generosidad. Lo mínimo que podíamos hacer era escribir esta carta.
La visita de los jugadores mejoró más el estado de ánimo de los niños que cualquier medicamento. Esto hace que el Barça sea algo más que fútbol. Admiramos a Pep, Messi, Xavi, Iniesta, Puyol, pero, pase lo que pase, el gran ídolo de mi familia para siempre será Éric Abidal. Para nosotros es más que un jugador. Mucha salud a los niños enfermos y un abrazo fuerte a sus padres."


Aún leyendo estas cosas, la gente sigue pensando que el fútbol es solo un deporte…
Y sí, en la teoría el fútbol es tan sólo un juego, un deporte de once tipos contra otros once tipos que compiten por meter la pelota en la portería del contrario…
Y, en un principio puede que fuera solo eso, pero con el paso del tiempo, este deporte, que tanto amo, se convirtió en mucho más.
A menudo solemos pensar que los futbolistas son personas que solamente miran por ellos mismos, que no sienten los colores de su equipo y que, muchos de ellos, tienen unos contratos estratosféricos y cobran mucho más dinero del que deberían…
Y no niego que estas frases no sean ciertas… Pero creo que todo lo que le damos al fútbol este nos lo devuelve…
No quiero hablar ya de aspectos económicos, si no del hecho de las ilusiones y pasiones que genera este gran deporte.
Ese niño, al que le han dado la peor noticia de su vida, solo piensa en ganar su particular Champions, confía ciegamente en un jugador emblemático como es Eric Abidal… Siente fuerza y ánimo, porque ha sido Abidal el que se lo ha dado. Así, sin darse cuenta, porque el fútbol es así de grande. Y es verdad que el gesto de Abidal en el hospital, a él no le cuesta nada. Y es cierto que darle ese reloj supone una mínima parte de su patrimonio… Sí, es cierto, pero no tiene porque hacerlo y no todos lo hacen.
A mí, siempre me da fuerza, el fútbol de una manera o de otra… Me entretiene, me distrae y me hace pensar que se puede construir un mundo mejor…
Personalmente, a mí, que no soy de hablar mucho, y menos de cosas importantes, cuando era pequeña y se murieron mis abuelos, no sabía con quién hablar, de hecho no hablé del tema con nadie.
Eran mis abuelos del pueblo y aunque ya fueran viejitos, cuando eres niño no lo entiendes muy bien y tampoco lo aceptas.
¿Sabéis con “quién” estuve hablando del tema esos días? Con David Villa, bueno, con una foto suya…
Era, y es, el jugador al que más he admirado en toda mi vida. No me acuerdo si todavía era jugador del Real Zaragoza o no…
El caso es que no me contestaba mucho, pero era al único al que en ese momento me apetecía hablarle, me despejé con él. Y supongo que lloré junto a él. Fue una vez más el fútbol, el que hizo que yo expulsara todo lo que tenía en mi interior…
O este año, que el comienzo de la universidad no fue como lo esperado, que se me hizo muy cuesta arriba, que nunca he llegado a estar donde he querido… Solo he pensado en no rendirme nunca como me ha enseñado Gabi Fernández, o en no perder la sonrisa y el trabajo que tanto caracteriza a Toni Doblas.
Y esto son solo ejemplos de las grandes cosas que me ha dado el fútbol, a mí, que prácticamente lo he tenido todo en esta vida.
He visto a mi Zaragoza ganar títulos, he llorado con él tanto de felicidad como de tristeza y frustración. Pero eso es lo más grande, porque después de llorar me saca la sonrisa más grande, porque puede que me enfade, pero también me da las mayores alegrías.
Y eso es lo que hace más grande el fútbol, que es más que un sentimiento, y con el sentimiento no se juega.
Y sabiendo lo que ha hecho Abidal, y la lección de vida que nos ha dado a todos, y sobretodo la fuerza que le dio a ese niño… Sabemos que esto es algo más, y que solo los que amamos este deporte, somos capaces de ver su grandísima grandeza.
Gracias por esta nueva lección Eric.

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